jueves, 24 de mayo de 2012

Desde Buda...




Típico jueves por la tarde. Deberías estudiar para un exámen pero tu mente está en otro lugar. Lo intentas. Otra vez. Nada.
Odio esos días. Esos días en los que tienes tantas cosas que hacer pero no puedes porque no puedes evitar pensar. Tu cabeza va más allá y no puedes controlarla. Somos humanos, las máquinas más perfectas… aunque a veces somos tan insignificantes como una lombriz.
Resulta curioso, podemos hacer cuanto queramos, entre unos límites claro, pero hay momentos en los que no somos capaces de hacer absolutamente nada…
Hoy era un día de esos, no puedes dejar de pensar en algo, algo que es totalmente absurdo, o quizá no lo sea pero sabes que debería de serlo… pero aún así no puedes evitarlo. A veces son personas, otras veces cosas, problemas, situaciones… entran en tu mente y no se dejan escapar. Mires hacia dónde mires verás algo que tenga que ver con eso que pasa por tu cabeza loca.

Esta vez se trataba de una persona, una persona casi insignificante, no había tenido mucha transcendecia en mi vida pero parecía por un momento que fuese la persona más importante del mundo. Por más que lo quisiese entender no tenía ningún sentido pensar en ella… era inútil, absurdo y loco. Pero no podía parar… sólo habíamos estado juntos en dos ocasiones, nos habíamos visto muchas otras pero nada especial. Sin embargo en esas dos ocasiones me había hecho sentir verdaderamente bien. Sin conocernos de nada, sin tapujos, siendo abiertos y hablando de todo, de nuestra vida, de la música… toda una caja de sorpresas que no esperaba encontrar.
Ahora lo pienso más detenidamente, esto no tenia ningún sentido. Es como una de esas historias fugaces que se recuerdan con alegría pero sin más. Pero ahora parecía que yo lo recordaba demasiado… y eso me gustaba, me gustaba y me asustaba al mismo tiempo. Era una sensación extraña que no lograré explicar… simplemente… añoranza.





With love, from Budapest*

No hay comentarios:

Publicar un comentario