Llegan días en los que te das cuenta de lo que echas de menos. También valoras lo que tienes ahora y de lo que carecías entonces pero tiendes a menospreciarlo. Tú simplemente lo echas de menos… todo lo que un día echabas de más. Y es entonces cuando te das cuenta de lo mucho que lo necesitas, que quieres sentir esas cosas que antes sentías… pero para ello necesitas alguien a tu lado, y por supuesto alguien que también este dispuesto a arriesgarse y querer sentir. Sobre todo lo que se echa de menos es una caricia, una mirada cómplice, una sonrisa tímida, alguien que te aparte el pelo y te contemple, hablar, reír, jugar, saltar, cantar, bailar, dar un paseo, ir de compras, ir al cine, comer palomitas… llorar, si eso también, y enfadarse y reconciliarse, y volverse a enfadar, ceder… hoy yo mañana tu, superar baches, y seguir riendo, sobre todo nunca perder eso, la sonrisa. Hacer que la otra persona sonría aunque cueste, porque si lo consigues ya todo lo demás da igual. Comprender, saber perdonar, dejar de lado el orgullo para otras personas, y seguir intentándolo día a día. Y si sale bien… has ganado, y si no, por lo menos lo intentaste y no te quedará la espinita de… ¿que hubiera pasado?
En definitiva, SOÑAR porque solo soñando se puede llegar a alcanzar la felicidad.
Así que habrá que seguir esperando un poquito más, a ver que sorpresa tiene preparada la vida, porque cuando menos te lo esperas… ahí está.
HAPPY NEW YEAR!
